martes, 26 de mayo de 2020

Un día mas en cuarentena, 

Extraño mucho poder salir a montar bicicleta, ir a Caldas, Angelópolis, al Alto de Minas, Alto de las Palmas  una de las salidas que más repetía por su gran esfuerzo era ir a Envigado luego  desde allí subir por la vía de la mal llamada catedral,

Extraño el esfuerzo  que hay que hacer  en los primero kilómetros, extraño llegar a la mitad del camino, donde vende jugos y solicitar un vaso de jugo de naranja para coger fuerzas y continuar hasta llegar a la meta, compartir con un gran número de ciclistas, poder ver los cuerpos perfectos de esas señoritas dándole fuerte a la biela,

Extraño, ya estando en la catedra, cambiar de plan y decir continuemos y bajamos por la Romera, extraño decir cuando  paso la finca grande de hotel de perros, ya falta poco para continuar con el descenso, extraño ver las casa bonitas del sector, extraño ver los arboles grandes imponentes que paren que son los que le dan aliento en esas pendientes, donde uno ya va con la lengua fuera. Extraño esa frase de algún valiente que dice, vamos campeón ya falta poco, Extraño iniciar el descenso por la vía de herradura, que tiene pequeñas piedras donde uno  deja que la bicicleta avance con toda la liberta, extraños estar en ese camino angosto que solo cabe la bicicleta y que a su alrededor hay mucho bosque, en cierta fecha estando por ese sector, llegamos a un lugar donde se fue gran parte de la montaña donde se evidenciaba que rocas rodaron muchos metro denotando algo de pánico, cada uno alzo su bicicleta  y escalamos la montaña hasta volver al camino, extraño llegar a un portón grande y alguien dice,  por aquí es la vía para llegar a la casa de la Romera,

este portón tiene sus curiosidad, pues lo lógico es que uno pudiera abrir portón para ingresar, pero no, a un lado de la columna izquierda del portón se observan las hullas de todos los caminantes que han pasado, es decir el portón es solo fachada y  hace parte de la cerca, extraño montar bicicleta por uno caminos tan agostos que el pedal pega con lo bordes del camino y le hace perder el equilibrio. Extraño llegar a la Romera dejar mi bicicleta en el parqueadero y pasar a la casa donde vende agua de panela fría, extraño desde allí mirar hacia Sabaneta,


Extraño la arepa con queso que allí vende, extraño pasar por los adoquines  que conforma dos o más kilómetros  saliendo de la casa hacia Sabaneta, Extraño  pasar algunos km y llegar a un quebrada meter mi bicicleta  lavarla, salir de allí y llegar al portón que dice La Romera, extraño continuar bajando sin dar pedal solo controlando la bicicleta con los frenos, y  lo que subiendo cuando uno toma esta vía es complicado  en descenso es una total felicidad.


 Extraño llegar a la tienda las Brisas extraño dialogar con el dueño, extraño bajar por la loma del taburete solo con la confianza de los frenos, extraño sentir la brisa en la cara, y como si fuera en un abrir y cerrar de ojos ya estoy en Sabaneta, extraño llegar a un lugar que esta diagonal a Almacenes Éxito y comprar un jugo grande de naranja o mandarina.
Extraño en la tarde ir a juagar maramba con varios conocidos, extraño vencer a más de uno, extraño escuchar el murmullo entre ellos decir usted es muy bueno, cuantas nos dan, extraño llegar y ubicar mi taco número 16, ese taco tiene un peso justo que permite colocarle el efecto apropiado a la bola, permite direccionar a la bola a determinado diamante para que llegue justo a donde se estipulado.
Extraño ver el parque lleno de personas los sábado, domingo y festivo, extraño ver las muchachas bonitas compartiendo en una mesa en el parque, escuchando música, extraño ir a la cafetería comprar un café con leche mirar tv, sacar el portátil y hacer varios trabajos,
Extraño ver la iglesia llena de personas orando, y me pregunto por qué los domingos ahora son iguales a un lunes, se perdió el anhelo de que llegue el fin de semana, pues ya todos los días son como un lunes. Esta cuarentena me hace sentir como un águila en una jaula.